Esther Aranda fue una de las concursantes más polémicas de la sexta edición de Operación Triunfo. Las continuas críticas que recibía por parte de Risto Mejide la convirtieron en la participante más conocida del momento. Trece años después, la malagueña ha decidido contar cómo lo vivió todo, si volvería a la televisión y a qué se dedica en la actualidad.
¿Qué te motivó a presentarte a Operación Triunfo?
Estaba todo el día cantando en casa y creí que era una buena oportunidad para aprender. Me decidí, me presenté y fui pasando las distintas fases de los casting. Cuando me dijeron que estaba entre los dieciséis concursantes tenía muchísima ilusión. Sentí nervios por lo que se avecinaba. Era un sueño cumplido.
Tu participación en el programa se basó en las críticas de Risto Mejide. ¿Cómo recuerdas sus valoraciones?
Las recuerdo con un sabor agridulce. En la primera gala no canté bien pero no esperaba que Risto fuera tan duro conmigo. Yo ya iba nerviosa sabiendo que cuando me bajase del escenario me iba a criticar. Me volví insegura, me subía al escenario con pánico. Tenía frases muy desafortunadas conmigo. Recuerdo que me dijo que si los espectadores me salvaban era porque tenían sentido del humor y que estaba más pendiente de mi escote que de afinar la nota.
Durante las galas mantenías la compostura pero al llegar a la academia te venías abajo. ¿Cómo conseguías superar las críticas?
Mis compañeros me apoyaban y animaban pero fue muy duro. Durante las nominaciones yo me quedaba en shock y pensaba que toda España estaría viendo lo que Risto me decía. Además, el público me abucheaba y más de una vez me planteé abandonar. Yo era fuerte en las galas pero al llegar a la academia solo tenía ganas de meterme en la cama y evadirme de lo que acababa de suceder.
¿Había sanción económica si abandonabas?
Creo que sí pero nunca me dijeron que si decidía abandonar tenía que pagar cierta cantidad. Intuyo que si la decisión hubiera sido en firme me lo hubiesen dicho detrás de cámaras ya que habíamos firmado un contrato al entrar. Al final no abandoné porque me propuse que antes de irme quería subir al escenario, cantar y estar contenta con el resultado.
¿Echaste de menos que alguien del equipo te defendiera públicamente?
Mi objetivo era aprender ya que nunca había recibido clases de canto, no tenía tablas. Y, lejos de enseñarme, lo que hicieron fue echarme tierra encima. A mí no me ayudaba que me dijeran que si no mejoraba en las galas se plantearían expulsarme directamente. Además, creo que las canciones que me elegían me perjudicaban. Sabía que ninguno de ellos me defendería pero si que tengo que decir que Jesús Vázquez era bueno conmigo.
¿Teníais ayuda psicológica dentro de la academia?
Sí, pero a mí me ayudaron poco. Es más, lo que hacían era propiciar que se generase más show. Al final la televisión es eso. Una vez salí de la academia vi que las valoraciones de Risto eran muy comentadas y que, cómo él mismo dijo, éramos la pareja de moda en internet.
¿Te hubiese gustado tener una conversación con Risto cuando terminó la edición?
No le he vuelto a ver desde OT 2008 pero sí que tuve una conversación con él en la gala final. Me dijo que no le guardara rencor, que yo desafinaba pero que todos los cantantes lo hacían. En ese momento me puse a llorar y me dio un abrazo. Por eso, siempre he dicho que Risto tenía su papel como integrante de jurado.
Cuando terminó OT empezaste tu carrera como cantante pero al poco tiempo decidiste dejar la música en un segundo plano. ¿Qué pasó?
Pude vivir exclusivamente de la música durante tres años. Conseguí sacar mi disco y por la repercusión que tuve en el programa trabajé bastante. Todas las semanas tenía bolos, conciertos… Pero, la verdad, no tuve mucha suerte con mis representantes. Además, cuando ya no salía tanto en televisión cada vez tenía menos eventos y yo necesitaba una estabilidad económica. Por eso, decidí dejar a un lado la música y volver a la vida que tenía antes de entrar a Operación Triunfo. No me arrepiento de la decisión.
¿Has recibido alguna propuesta para participar en otros programas?
Sí, recuerdo que negocié mi participación en El Reencuentro: 10 años después. Iba a entrar con Iván Santos, mi compañero de edición, pero a última hora él dijo que no quería y no entré. Y, hace cuestión de dos meses, me llamaron para concursar en La Voz. Yo sigo esos programas pero no me gustaría volver a la televisión. Estoy muy tranquila y feliz con la vida que tengo.
¿Cómo es tu día a día en la actualidad?
Soy propietaria de tres restaurantes en Málaga. Y, aparte de eso, soy madre de dos niñas pequeñas, ama de casa, hago trabajos de decoración y también me dedico a las redes sociales. Mi vida no tiene nada que ver con la televisión ni con la música.
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